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La lectura del aura llegó a mí personalmente como un deseo del momento en 2010.
Así que, también para mí, convertirme en terapeuta de lectura del aura no fue más que un deseo inicial, algo que se desveló en la vocación.

Con demasiada frecuencia, hay deseos que no vemos cumplidos por diversas razones de las que a veces no somos conscientes. Aquí es donde entra la lectura del aura. La lectura del aura viene a levantar el velo de los deseos reprimidos o no manifestados de nuestro ser. A menudo, estos deseos llevan años y, en algunos casos más graves, décadas de represión, la mayoría de las veces autoinfligida por un ego impulsado por sentimientos de no aceptación de sí mismo o de indignidad cuya acción nefasta se basa en una interpretación errónea de la realidad y de los demás.

Mientras la persona no tome conciencia de las razones que motivan su comportamiento y de las actitudes que sabotean su propio bienestar, a pesar de la noción que a veces tiene de que su conducta no está contribuyendo positivamente al cumplimiento de sus deseos, se verá incapaz de dejar de dañarse a sí misma y/o a sus seres queridos.

Como afirma Deepak Chopra, gran maestro espiritual y prolífico autor de varios libros, en el libro La sabiduría del mago:

Los magos nunca condenan el deseo porque es porque siguieron sus deseos que se convirtieron en magos.

Todo deseo es generado por un deseo pasado. La cadena del deseo es infinita; es, de hecho, la vida misma.

La vida está hecha de deseos desde que nuestro ego nace y se desarrolla hasta que “morimos”. El deseo. Uno tras otro se satisface en la voraz necesidad de evolución espiritual encubierta por las necesidades externas. Cuando satisfacemos uno, se produce el proceso de psicoadaptación, es decir, la impermanencia de la sensación de satisfacción del deseo tras su cumplimiento. Otro deseo surge para sustituir al anterior de forma totalmente natural e involuntaria, independiente de nuestra voluntad consciente.

A veces los deseos son “sembrados” por el exterior (las ideas de la sociedad, la publicidad, las corrientes culturales, etc.), a veces por el interior (el espíritu de la persona). La lectura del aura permite distinguir las que son realmente importantes (inspiradas en el espíritu de la persona) de las más superfluas que no tienen nada que ver con la esencia de la persona.