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Concienciación

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Asumir la responsabilidad de tu vida es una de las consecuencias de una sesión de terapia de Lectura del Aura que tiene como objetivo principal la toma de conciencia del consultante.

Al haber crecido en una cultura que nos enseña que no somos responsables de lo que sentimos o pensamos, sino sólo de lo que hacemos, se produce una cierta falta de responsabilidad del sujeto, visible en las frases que utilizamos habitualmente para justificarlo.

Por ejemplo, podemos decir “me siento enfadado” en lugar de “he decidido crear en mí mismo el sentimiento de irritación, ya que suelo utilizar la ira como una forma de manipular a los demás, ya que piensan que puedo dominarlos temporalmente de esa manera”. Lo que se comunica a nivel subconsciente es que no somos responsables de que nuestros sentimientos sean sólo el resultado de nuestras reacciones. Nuestra comunicación implica, en su base, un tipo de razonamiento que se nos transmite por condicionamiento social sin que nos demos cuenta.

Para responsabilizarte de tu vida y, por tanto, acceder a esa libertad de elección para dejar de sentirte atrapado en una situación, es necesario aprender a pensar de una manera nueva. El espíritu de la persona a menudo, durante una lectura del aura, revela este problema. Es como si hubiera algo en la persona, algo de una sabiduría más profunda, que piensa de forma diferente al ego. El ser humano está acostumbrado a una determinada forma de pensar y cuesta trabajo romper ese hábito.

La felicidad es una disposición natural en todo ser vivo, como podemos observar en los niños muy pequeños, aún no sujetos, o al menos no muy sujetos, a los condicionamientos sociales. Para un adulto, ya sometido a los condicionamientos sociales, es necesario desaprender todos estos vicios del razonamiento y tomar conciencia de los pensamientos nocivos que nos quitan la libertad de elección. Para ello, debemos tomar conciencia de ellos y de cómo nos perjudican. Esta es precisamente una de las funciones de la lectura del aura – El espíritu, mucho más sabio y viejo que el ego, tiene acceso a una riqueza de conocimientos y sabiduría que el ego no tiene en su brevísima existencia (80 o 90 años) y conoce como nadie la importancia de asumir la responsabilidad de tu vida, ya que eres tú quien recogerá los frutos de tus pensamientos, emociones, sentimientos y acciones. Cortar los patrones mentales en los que se han invertido miles de horas de tu tiempo no es ciertamente una tarea fácil, pero la única forma de hacerlo, de iniciar un cambio de rumbo, es a través de la toma de conciencia.

Tienes dos maneras de resolver el problema: la primera es vigilar tus pensamientos y es recomendada por muchos autores occidentales en el campo del desarrollo personal. La segunda, que es la que prefiero, practico y defiendo, es el acceso a un nivel superior de conciencia, utilizando la Meditación u otras herramientas. Esta segunda forma ahorra años de esfuerzo y es natural. La meditación consiste en volver a la base, en elevar nuestro nivel de conciencia, temporalmente, durante unos momentos del día, para que nuestros pensamientos fluyan naturalmente desde ese nivel con una frecuencia creciente. La meditación que recomiendo es la Meditación Trascendental de Su Santidad Maharishi Mahesh Yogi. Dos veces al día, en periodos de unos 15 a 20 minutos al despertar y antes de acostarse, podemos infundirnos cada vez más con nuestra esencia, despertar nuestra intuición y tener naturalmente una forma de pensar, una forma de razonar mucho más elevada y positiva, sin ningún esfuerzo.

El mundo emocional, a menudo considerado como reactivo, es el resultado de la asimilación de hábitos que se han reforzado a lo largo de la vida. Para erradicar estos hábitos, es necesario desaprenderlos. Podrías argumentar que en el momento en que surge la situación que te causa sufrimiento, te sientes completamente impotente para contrarrestarla. La primera solución sería aprender nuevas formas de reaccionar ante lo que te ocurre, es decir, asociar una reacción positiva a una situación a la que antes asociabas una reacción negativa. Esta primera solución se basa en el hecho de que un pensamiento se convierte en una creencia cuando se trabaja repetidamente y no sólo en la situación en la que lo intentamos la primera vez, fracasamos y no lo volvemos a intentar, justificando nuestra falta de experiencia inicial como una falta de talento.

La segunda solución es acceder a un nivel superior de conciencia a través de la meditación. Automáticamente nuestros nudos se deshacen, nuestro pensamiento se vuelve optimista y positivo, tenemos más energía y nos hacemos más conscientes de los agujeros (posiblemente visibles en nuestra aura) por los que se está drenando la energía. La lectura del aura funciona de forma diferente, en el sentido de que permite al terapeuta identificar y mostrar inmediatamente al consultante las situaciones y personas que están actuando como “vampiros” energéticos.

Tu libre albedrío aunque no te permite elegir qué situaciones de la vida vas a atravesar (ya han sido hechas por tu espíritu antes), sí te permite elegir cómo vas a reaccionar ante esas situaciones que te encuentras co-creando junto a una miríada de co-actores que te apoyan y se oponen. Si en el tráfico alguien que viene por la izquierda no le cede el paso o si le molesta el constante intento de los agresivos anuncios de las empresas de telecomunicaciones y del sector bancario de imponerle servicios que no le interesan, recuerde: “usted es demasiado valioso para que le moleste alguien, especialmente alguien tan insignificante en su vida”.

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