El curso de curación de la Ascensión nos enseña a vivir en armonía con las Leyes Divinas, no en un sentido de alienación espiritual, en el que a veces el buscador de la verdad intenta negar los fenómenos de su propia existencia física, argumentando que son fruto de una especie de sueño y que un día despertará de este sueño y podrá presenciar lo real.
Como dice Caibalion,
“La maestría no consiste en visiones y sueños anormales, en la vida fantástica y la imaginación, sino en el empleo de las fuerzas superiores contra las inferiores, escapando así de las penalidades de los planos inferiores por la vibración en los superiores.”
Así, la ascensión no consiste en escapar de la realidad existente, sino en conocer las Leyes Universales que nos permiten minimizar nuestro sufrimiento, autoimpuesto por la ignorancia de esas mismas leyes.
El Kybalion también nos enseña que, aunque Dios o el Todo está en nosotros, no somos Dios. Dios está en todas las cosas y todas las cosas llevan el espíritu de Dios en sí mismas. Sin embargo, no son Dios. El Universo está contenido en la Mente del Todo y el Todo está en todo el Universo ya que el Universo es Su creación mental y toda creación mental tiene la esencia de su creador. Así, el hombre es también una creación de Dios, y aunque tiene en sí mismo el espíritu de Dios, no es Dios mismo. Hay dos puntos de vista de análisis sobre la cuestión de si el universo es real o no.
Desde el punto de vista del Todo, es decir, del Absoluto, el Universo es una creación mental. Desde el punto de vista relativo, es decir, en la más alta razón humana, el Universo es real. Cuando uno alcanza la Iluminación, no pierde su individualidad ni se convierte en Dios/el Todo mismo, aunque su mente se haya acercado mucho más a la Mente de Dios/el Todo. La evolución es infinita. No cesa con la Ilustración.