Cada pensamiento produce una forma. Cuando ese pensamiento se refiere a una persona, viaja hacia ella. Cuando se trata de un pensamiento personal, permanece en la proximidad de la persona que lo ha producido. Cuando no se trata de una persona o de un pensamiento sobre uno mismo, como por ejemplo, un pensamiento producido por un acto más mecánico como conducir y decidir girar a la derecha en la segunda calle después de la intersección, el pensamiento termina por disolverse en el éter.
Cada uno de nosotros produce pensamientos todo el tiempo, dejando tras de sí, dondequiera que vayamos, una serie de formas de pensamiento.
Según Charles Webster Leadbeater, uno de los miembros más distinguidos de la Sociedad Teosófica,
Cuando un hombre dirige su pensamiento hacia un objeto concreto, un bolígrafo, una casa, un libro o un paisaje, se forma una pequeña imagen del objeto en la parte superior de su cuerpo mental, que flota delante de su cara, a la altura de los ojos. Mientras la persona mantenga el pensamiento fijo en el objeto, la imagen permanecerá, y persistirá incluso algún tiempo después.
La duración de esta imagen dependerá de la intensidad y también de la claridad del pensamiento. Además, esta imagen es totalmente real y puede ser vista por aquellos que han desarrollado suficientemente la visión de su propio cuerpo mental. Del mismo modo que con los objetos, cuando pensamos en uno de nuestros semejantes, creamos en nuestro cuerpo mental su retrato miniaturizado.
Cuando nuestro pensamiento es puramente contemplativo y no contiene un sentimiento particular, como el afecto, la envidia o la codicia, ni un deseo particular, como el deseo de ver a la persona en la que estamos pensando, el pensamiento no tiene suficiente energía para afectar a esa persona de forma sensible.
Todos los agregados celulares emiten energía electromagnética y, por tanto, todos los seres vivos tienen un aura (halo energético). En el Hombre, el aura está profundamente afectada por los pensamientos, de naturaleza superior o inferior.
Por ejemplo, cuando una persona es presa de la ira, su aura muestra emanaciones cortas y rojizas, cuando por celos adquiere una tonalidad púrpura. Cuando los sentimientos son puros, el aura tiene una coloración más azulada y amplia con una gran gama de irradiación.
Cómo el pensamiento puede crear enfermedades
La enfermedad puede surgir de la incoherencia entre lo que hacemos, decimos y pensamos.
La enfermedad puede tener varias causas como:
- La enfermedad puede ser el resultado de la acumulación de emociones negativas
- La persona puede provocarlo ella misma, de forma inconsciente, cuando no quiere hacer una actividad que no le gusta o para evitar hacerla cuando no se siente preparada para hacerla
- una forma de escapar de una situación futura que no quieres y que ves en tu camino
- una forma de llamar la atención de las personas que quieres
- puede ser el resultado de una forma de culpar a la persona que se cree responsable del sufrimiento experimentado (ocurre de vez en cuando en las relaciones afectivas o entre padres e hijos)
- puede ser kármico, es decir, haberse originado en una vida anterior (una persona nacida con asma puede, por ejemplo, haber sido enterrada viva en una vida anterior debido a la negligencia de médicos y familiares)
Sea cual sea la causa, las formas de pensamiento creadas por una o varias de estas situaciones se manifestarán tarde o temprano en nuestro cuerpo físico (somatización) o en nuestra psique.
ENE
2013
Sobre el autor:
Autor do livro Cura Ascensional - A cura pela Energia das Estrelas. Fundador da Cura Ascensional®, mestre de Reiki Usui Shiki Ryoho, formador dos Cursos de Cura Ascensional®, Reiki Tradicional Nível I, II e III, Kundalini Reiki e Curso de Terapia Multidimensional.