Durante el proceso de autotratamiento de Reiki, el terapeuta debe mantener una postura de amor, profunda devoción y fe en relación a Dios y a sí mismo, recordando siempre que la Energía con la que está siendo dotado proviene del vientre de la Fuente que nos nutre y que es la raíz de nuestra Alma. Nunca debes hacer el autotratamiento de forma mecánica o con algún sentimiento de desprecio, ya que esta actitud interior no está de acuerdo con los principios más elevados de la Espiritualidad, que comprenden la devoción y la fe.

Cuando estés haciendo el autotratamiento debes sentirte inundado por una profunda luz blanca que te llena de paz y amor, una sensación de que podrías pasar horas, si fuera necesario, conduciendo Reiki dentro de ti, por lo que el tiempo ya no importa. Para el terapeuta tener una cierta noción del sentimiento, es como si estuviera enamorado, embriagado de amor por sí mismo, como un bebé en la cuna que es cuidado directamente por la Madre Divina.